Seguro que en más de una ocasión habrás visto una película ambientada en el siglo XVI o XVII en la que los personajes vivían sin electricidad, estaban establecidos en el campo y su único sustento era el que le proporcionaban los animales que cuidaban en su propia granja. Puede que te preguntases cómo eran capaces de vivir sin todos los lujos que tenemos hoy en día, sin embargo, no solo es posible, sino que hoy en día hay personas que, voluntariamente viven de este modo.
Se llaman Amish y no es más que un grupo de inmigrantes alemanes, suizos y otros países europeos que se asentaron en Estados Unidos y Canadá allá por el siglo XVII y que viven totalmente alejados de la sociedad moderna actual.
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¿Cuáles son las creencias de los Amish?
El principal motivo de por qué actúan así, dicen es que las tecnologías en mayor o menor grado facilitan el trabajo individual, lo que reducen la dependencia que una persona posee respecto a la comunidad y por tanto dejarían de vivir entorno a ella. Además, consideran que el uso de la electricidad provocan diferencias en el estatus entre las personas, del mismo modo que opinan que ser fotografiado promociona la vanidad individual, por lo que tampoco dejan que les saquen fotos.
Ante todo, los Amish rechazan los modernismos que tenemos ahora por considerarlos innecesarios y porque creen que todo ello va en contra de la humildad y el trabajo que deben promover su comunidad en todo momento.
Cada dos semanas, se realizan eventos religiosos en las que los obispos o ancianos de la congregación son los encargados de leer e interpretar la biblia ante el resto. Dicha biblia está escrita en un idioma alemán estándar que resulta bastante complejo de entender pues es bastante diferente al alemán de Pensilvania. La propia Biblia posee una traducción diferente a la que tiene en inglés, de ahí que los Amish tampoco recomienden hacer lecturas de la misma en dichos idiomas.
El uso de la tecnología en la comunidad Amish
Los amish, no pueden jugar a videojuegos, escuchar una gran variedad de música, tampoco pueden utilizar máquinas electrónicas de ningún tipo ni tampoco ver la televisión. Los más tradicionales, rechazan incluso comprar sus ropas en las grandes tiendas y, por el contrario, deciden hacérselas ellos mismos con el uso de la lana que sacan de las ovejas que poseen en su granero.
En cuanto a lo que piensan los Amish de los que no lo son, ellos consideran que están condenados al infierno y no tienen esperanza de salvación. Precisamente debido a esta creencia, los Amish podrían expulsar a un miembro que infringiera una norma considerada para ellos importante dentro de lo que son sus creencias.
Desertaciones de los Amish descontentos
Todas estas prohibiciones y creencias más radicales, han hecho que muchos Amish hayan optado por pasarse a algunas de las vertientes menos radicales del cristianismo, como el catolicismo o la iglesia protestante. Ese es, por ejemplo, el caso de Ezra y Barbara Yoder, quien, decepcionada con la comunidad Amish, decidió no solo abandonarla, sino además escribir un libro explicando sus motivos y animando a otros a seguir sus pasos.
Los Amish en España y el resto del mundo
Los Amish han intentado en innumerables ocasiones establecerse en otras zonas del mundo. En América Central establecieron una comunidad en Nuevo México pero apenas duró seis años. Más tarde en honduras hicieron lo propio pero apenas llegó a los diez años. Finalmente, en el año 2015 intentaron expandirse por Argentina y Bolivia, comunidades que aún hoy se mantienen en pie.
En España, existe una única comunidad de Amish, en Sevilla, que es además la única comunidad de este tipo que existe en toda Europa. A estos habitantes se les ha visto en este tiempo realizar desplazamientos montados en un carruaje empujado por un caballo, también se sabe dónde están situados pero es muy difícil contactar con ellos si no se es uno de ellos.
Cómo viven los Amish
Los niños Amish, no van a la escuela, sino que aprenden en los propios graneros y casas particulares en función a la cultura que ellos mantienen.
Los Amish no trabajan, al menos, no en las ciudades, lo hacen en el campo en donde todos los materiales que logran obtener como fruto de su trabajo es repartido entre toda la comunidad. Con frecuencia se realizan subastas de animales (generalmente animales recién nacidos o de muy poca edad) que pasan a formar parte de la granja de otros Amish que siguen explotando a los animales con la finalidad de obtener comida.
Los Amish también fabrican sus propios muebles, sin embargo, no se les prohíbe acudir a grandes establecimientos a comprar algo de comida si no es posible obtener los alimentos de otra forma. También sacan su propia leche, queso, helado y demás. Generalmente, el hombre es quién trabaja, mientras que la mujer debe quedarse en casa cuidando de sus hijos y llevando la casa adelante.
El Rumspringa
Cuando los adolescentes alcanzan una cierta edad, algunas comunidades Amish permiten que los chicos pasen un período no definido de tiempo en el mundo exterior. Una vez terminen el período fijado, los adolescentes deben decidir si bautizarse voluntariamente en la comunidad Amish y seguir viviendo allí o, por el contrario, seguir viviendo en la sociedad moderna actual.
Pese a lo que se podría pensar, la gran mayoría de los que entran en el proceso del Rumspringa, acostumbran a regresar a la comunidad Amish. Sin embargo, quiénes no lo hacen, pueden incluso romper completamente las relaciones con la comunidad en la que han estado desde que eran pequeños.