Lupanar, ¿de dónde viene esta palabra?
Conocer el origen etimológico de una palabra es asomarse a todo un universo de datos curiosos y maravillosas casualidades. No podemos asegurar que todas las palabras tengan un sentido, porque en realidad hay muchas que surgen de forma espontánea, de manera arbitraria incluso. Otras, sin embargo, van encontrando su sentido con el paso del tiempo, tomándolo de alguna expresión antigua que se moderniza. En el sexo, un campo semántico lleno de eufemismos arraigados desde hace décadas, hemos podido encontrar también un montón de palabras de este tipo. La relación entre prácticas sexuales y nombres de animales también es bastante habitual. Al final, el sexo saca nuestro lado más instintivo, y es lógico que muchas veces tomemos como referencia ese tipo de términos para referirnos a una postura o a un tipo de acción morbosa. ¿Quién no conoce la postura del perrito? Se le puede llamar de muchas formas, pero al final ese término se ha quedado grabado en nuestro cerebro.
También ocurre lo mismo cuando queremos designar a las trabajadoras sexuales. Mujeres que ofrecen sexo a cambio de dinero y se ganan la vida de esa manera, como ha habido siempre, por más que queramos mirar para otro lado. La prostitución ha existido de toda la vida en casi cualquier parte del mundo, aunque eso tampoco es una justificación para que se abuse de ella. Las mujeres han entendido que tenían potencial para poder vivir de sus cuerpos y lo han aprovechado, pero en otros casos, han sido los hombres, a través de mafias, los que se han aprovechado de ellas. Este tipo de mujeres, las que han decidido por su propia voluntad ejercer como prostitutas, siempre han tenido muy mala fama. El sesgo moral ha hecho que se las margine y se las señale, poniéndoles todo tipo de nombres, desde los más crudos hasta los eufemismos más clásicos. Depende de a quien le preguntas, una prostituta puede ser una puta, una mujer de la calle o una chica de “moral distraía”. La nomenclatura de los lugares donde trabajaban también tiene su punto curioso, y por eso hoy vamos a centrarnos en la palabra lupanar, cuyo origen es muy revelador.